El erguimiento mental sigue al físico. Muchas decisiones que nos parecen complicadas, cuando son planteadas desde una situación de erguimiento emocional, cuando nos sentimos fuertes, con el cerebro bien oxigenado y en un estado de relajación mental, se nos antojan más sencillas. Hasta parece que enfrentarse y resolver los más complicados problemas sea mucho más fácil.
- Camino antiestrés. Caminar reduce la hormona primaria del estrés, el cortisol, y ello te ayuda a pensar más claramente y afrontar los problemas con serenidad. El ejercicio libera serotonina, que aporta una sensación de placidez y satisfacción.
- Camino de creatividad. Un estudio de la Universidad de Luden (Holanda) demostró que las personas que se planteaban la respuesta a un problema mientras caminaban encontraban la solución antes que los que estaban sentados. El ejercicio desbloquea la mente; a mí me sucede, los pensamientos positivos fluyen de forma estimulante y creativa.
- Camino de bienestar. El aire libre te abastece de oxígeno fresco y la luz solar incide directamente en tu estado de ánimo. Caminar no solo aumenta los niveles de endorfinas (la hormona del bienestar), sino también de dopamina, reguladora del ciclo sueño-vigilia.
- Camino del mejor humor. Con el ejercicio descargamos tensiones y mantenemos el buen humor. Lo esencial es divertirse. Si te notas nervioso o alterado, sal a pasear, respira con calma y te llenarás de armonía. Tu corazón sonreirá.
- Camino de renacimiento. Según diversas investigaciones de la Universidad de Illinois, hacer un ejercicio moderado aumenta las habilidades mentales al incentivar el desarrollo de las neuronas responsables del aprendizaje y de la memoria. La revista Neurology publicó en fecha reciente que andar repercute positivamente en la memoria verbal y en la velocidad psicomotora.
- Camino de eliminar tensiones. El movimiento suave y natural potencia la flexibilidad del tronco, la movilidad lateral de las cervicales y de la columna vertebral, tan desatendidas por la mayor parte de personas.
