Jamás nadie me ha mirado como ella me mira. Llevaba cinco años con ella y después del divorcio de mi mujer, se quedó en mi casa. Hablo de mi perrita Minnie, se convirtió en mi sombra, lo que más anhelaba en la vida es estar a mi lado, que la llevase de excursión, que jugara con ella, que la acariciase, con sus gestos me indicaba lo que necesitaba o deseaba. Yo la entendía, nadie como ella me aceptaba, me mostraba su incondicionalidad, su alegría al verme llegar, su mirada tristona cuando me iba.

La dejé tumbarse en el sofá, dormir conmigo, sentarse en mi mesa. Una compañera preciosa, inteligente, juguetona, besucona, simpática, autentica, alegre. Nos amábamos así como dos enamorados. Fue siempre feliz.

Solo la muerte podía separarnos y el pasado domingo. Así sucedió. Un virus maldito se la llevó en 10h. Cuando la deje  en el Hospital de urgencia. Su mirada intensa profunda; no la entendí… era también de despedida. No podré olvidar nunca esa mirada. Nadie me ha mirado como ella me miró.

 

ALEX WALK