He caminado a casi todas las horas del día. Algunas caminatas las he iniciado a las 6 de la mañana y otras nocturnas han acabado a las 2 de la madrugada. Fuera de los extremos no existe mal tiempo, solo un mal equipamiento. He caminado a -10 grados y por encima de los 30, pero siempre con el equipamiento más idóneo a las condiciones exteriores. Hoy en día la precisión en la información climática es increíble, y existen buena cantidad de aplicaciones que te facilitan información puntual con las variaciones del momento y las previsiones de las próximas horas: lluvias, vientos, nieve, cambios bruscos de temperatura, cualquier elemento meteorológico que pueda condicionar tu salida.

Otra consideración que tengo en cuenta es dónde acabo mi caminata: vuelvo a mi casa, voy a un restaurante, a un hotel, a una visita… Si retorno a casa y no es mucho tiempo, con lo mínimo paso; si no es así, llevo ropa de recambio, camiseta y calcetines secos, como poco. Si el tiempo ha sido templado o caluroso, aunque actualmente con los tejidos técnicos de secado rápido se nos facilita una buena confortabilidad, prefiero llevar el recambio señalado. Las variaciones climáticas hacen más divertidas mis caminatas. Al ser una actividad al aire libre, resta la monotonía de una sala de gimnasio: siempre el mismo clima, con las mismas vistas. Al aire libre y al sol, todo cambia. Si eres pájaro madrugador, el sol te llena con sus dorados rayos sin que tu cuerpo se resienta de las altas temperaturas en verano: el sol directo del mediodía te hará sentir la temperatura 10 grados más alta que la temperatura ambiente medida en sombra. Si eres ave nocturna, el anochecer es tu tiempo.

Para determinar la sensación térmica de cualquier día, un factor ineludible es la humedad del aire. Como ejemplo: para una temperatura de 30ºC puedo señalar que con una humedad relativa del 50% la temperatura aparente es la misma; pero con un 100% de humedad relativa, la temperatura aparente es de 42ºC. Queda demostrada la gran influencia de la humedad relativa sobre cómo sentimos la temperatura, algo importante para tener en cuenta a la hora de escoger nuestro equipamiento y evaluar sensaciones de nuestro cuerpo al caminar.

A más sol, más protección: crema solar, gorra, gafas de sol, botella de agua y vestimenta clara, que refleja mejor el calor del sol. Y no temas sudar, el sudor actúa como refrigerante natural del cuerpo al evaporarse en el aire. Pero ten en cuenta que al sudar no solo perdemos líquido, sino también valiosas sales, electrolitos y minerales. Los electrolitos ayudan a la musculatura a funcionar adecuadamente, por lo que a través del sudor puedes producir un desequilibrio en los tejidos musculares.  La solución es reponer estas sustancias naturales, que son potasio, calcio y sodio, tres electrolitos que están en el cuerpo. Yo compro en la farmacia cápsulas que contengas los 3 componentes y tomo una cada hora, aproximadamente. Y la magia sigue en mis zapatillas, ni asomo de cansancio.